Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1887 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 8 de marzo de 1887
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Romero Robledo
Número y páginas del Diario de Sesiones: 40, 1018
Tema: Desorganización del ejército por el Ministerio de la Guerra a espaldas del Parlamento

El Congreso comprenderá que yo no debo seguir al Sr. Romero Robledo en el camino que ha emprendido, porque es juez de lo que ha pasado. ¿En qué ofendí yo, ni qué tiene que ver con lo que S.S. ha dicho, mis palabras de que yo extrañara que el señor Sánchez Campomanes se separase de mí por poco liberal y se fuera con el Sr. Romero Robledo, que hace poco tiempo era conservador? ¿Era esto motivo para que S.S. viniera a hacer lo que ha hecho?

Porque, Sres. Diputados, yo, en todo lo que he hablado, no he hecho más que seguir al Sr. Romero Robledo, quien hace poco tiempo, en discordia con sus amigos, decía que se había separado del partido conservador, porque el partido conservador no había revelado sentido bastante conservador. (El Sr. Romero Robledo: No he dicho eso). Y que cogía la bandera del partido conservador que éste había tirado en el arroyo. (Voces en la mayoría: Es cierto). Pues si S.S. hacía esas declaraciones como quien dice ayer, ¿es qué las hacía sin sentirlas? ¿Es que no era S.S. conservador? ¿Es que estaba defendiendo una idea que no tenía, o es que hablaba así porque esa era la indicación de su conciencia y esas sus aspiraciones? Pues si era eso, ¿qué extraño es que yo diga que me admira que el Sr. Sánchez Campomanes, u otro cualquiera, se separe de mí porque soy poco liberal, y se vaya al lado de S.S.? ¿Es eso motivo, después de todos los antecedentes que S.S. conoce, para que venga aquí a remover historias y arrojar lodo a todas las reputaciones? (Bien, muy bien. -El Sr. Romero Robledo: A poner espejos). Hace mucho tiempo que S.S. no hace otra cosa, como si se hubiera propuesto esa desdichada misión, que nadie ha de envidiarle.

Pues yo, Sr. Romero Robledo, entrego mi historia, que es tan conocida, si no más que la de S.S. (¡qué digo la entrego! Si la tengo entregada hace mucho tiempo) a mi país, y no hago caso de las indicaciones y de los comentarios injustos que sobre ella se permita S.S. Y por razones semejantes, no quiero seguir a S.S. en un terreno en el cual yo le respondo a S.S. que no quedaría bien parado. Yo, por respeto a la dignidad del Parlamento y por el decoro del sistema parlamentario, abandono a la opinión pública la conducta de S.S. y la mía. (Aprobación de la mayoría). [1018]



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